Séptima Competencia: Facilitación para la transformación Ser La transformación: una competencia que invita a aprender, desafiar y desafiarse
¿Cuál es tu sentir después de 6 años de haber presentado esta 7ma competencia de la transformación del ser?
Primero agradecer a la AACOP -en su momento AAPC- en esa ocasión que me dio la oportunidad y me permitió trabajar en investigaciones, coordinando con otros, discutiendo y llegando a acuerdos cerca de 100 coaches, acerca de la séptima competencia que está dentro de la transformación del ser y me da la sensación que abraza a todas las otras. En cada una de las otras podemos encontrar esta competencia. Es por eso que en el gráfico de los ámbitos presente en el libro, están todas y ninguna es primera, es fantástico y esta competencia se mete adentro de cada una.
En estos años no creo que se haya desarrollado, sino que he estado más atenta. Hemos recuperado la importancia del conservar. He conversado con mis colegas acerca de que la transformación no es empujando. Es facilitar el espacio para que logre su transformación. Hoy somos muchos coaches y quizás debemos danzar a otro ritmo, sin olvidar que la decisión siempre va a ser de la otra persona.
¿Cuál es la esencia de esta competencia en relación con el coachee?
Justamente en este punto hablamos de facilitación generando este espacio donde se integran todas las competencias apareciendo el ser desde el modelo OSAR en su aprendizaje, invitando a que el otro (coachee) observe sus resultados, aprendiendo a su ritmo y apostando a su cambio de observador que solo en algunos casos logrará la transformación.
Por momentos me asusta cuando dicen todos se transforman y no es así porque la transformación es algo muy profundo que el único que lo reconoce es ese ser y que a veces solo está fantástico con sólo ese cambio de observador. No sólo nuestro ser cambia o se transforma cuando queremos, sino también cuando podemos.
Hay situaciones en las que tenemos límites, somos seres humanos y esa parte tenemos que comprenderla, acompañarla y esperar que la persona a su ritmo se encuentre.
En este sentido, ¿cuál es el compromiso que tiene el coachee al momento de observarse y encontrar nuevas miradas gracias a la facilitación del coach?
En relación al compromiso yo aprendí a cuidar a la persona para que logre lo que quiere hasta dónde está comprometida y también hablo de “hasta donde puede”. Cada uno de nosotros tiene limitaciones y hablando de mí, hoy no puedo ir a jugar al básquet como lo hacía antes y tampoco por mi altura que era un límite. No mirar el límite como algo negativo, sino de llevar mi compromiso a lo que puedo hacer y ahí aprendo lo que necesito. Ahora, mis transformaciones se van a dar en mi almohada, no van a ocurrir en público. En mis reflexiones traigo: “hasta acá me atrevo”. Quizás la persona está muy comprometida pero no se atreve más y es ahí donde tenemos que acompañarla. Después de 25 años de profesión me he encontrado con personas que no se atrevían a más y después de un largo tiempo las encontré y me dicen “lo logré”.
En ese proceso de transformación ¿cómo juega el conservar y el cuidado?
Apenas descubri esto que nos trajo Humberto Maturana desde su decir ¡cuidado! Nos encontrábamos con personas que decían ‘quiero cambiar’ y uno observaba que hay cosas para conservar. En el trabajo desde la pregunta se reconocen las cosas importantes que tienen en su vida. Es lo que quieren observar y a partir de ahí qué es lo que quisieran aprender para que aparezca la posibilidad de transformación.
¿Qué es el desplazamiento ontológico para la transformación?
Aquí es donde debemos ser hábiles para hacer y gestionar preguntas. No decir eso que vemos, sino dibujar en el espacio para que el coachee lo descubra. Estas preguntas las aprendemos de nuestros alumnos, de otros coaches. Hoy por suerte desde la virtualidad podemos dar y ver mucho coaching poniendo estos recursos en nuestra caja de herramientas que en algún momento nos van a resultar fantásticas. Con esas herramientas y los ejercicios que facilitamos corporal y emocionalmente, creo que generamos ese espacio de descubrimiento.
En tu experiencia con el coaching donde pedís a los coaches que no hablen en difícil en la relación con los coachees, ¿Cómo le muestras cuál es su “estar siendo” desde la simplicidad?
Gracias por la pregunta y te comento que inclusive sucede que con mis alumnas resulta durísimo preguntarles ¿quién quieres ser? para quienes todavía no tienen escucha y preguntan ¿de qué me estás hablando?
Vuelvo a lo de recién, son las preguntas que hacemos lo que le da valor a la conversación. ¿Qué sentís? ¿Qué quisieras sentir? ¿Cómo es tu cuerpo? ¿Qué cuerpo quisieras tener? ¿Dónde te quieres ver? En el trasfondo aparece el quién está siendo y quién quiere ser.
Acá vuelvo a la segunda competencia de la escucha, que cuando damos cursos la gran herramienta de transformación es la escucha porque nos para en otro espacio totalmente diferente.
¿Cuáles son las nuevas miradas que en el momento de la aparición del libro no se veían o advertían?
Hoy el mundo nos demostró que va por otro lado apareciendo la virtualidad y es por eso que estimo que debemos trabajar y aprender en metodologías. Que no me moleste estar de determinada manera frente a otro en una pantalla, aun así poder conversar estando a muchos kilómetros de distancia. En definitiva qué metodologías utilizo para lograr este espacio de aprendizaje virtualmente. También pensar en metodologías desde lo presencial porque ya no es lo mismo. En determinados momentos y lugares ya no nos podemos abrazar. Yo que vengo de la educación física y algo que me encantó toda la vida es poder hacer actividades lúdicas para que las personas descubran cosas de ellas mismas, donde si no se juega, no se ven. También jugando con la virtualidad, seguí aprendiendo y todos los días me asombro porque aparecen juegos muy sencillos e impactantes en el aprendizaje de la gente. Vuelvo a la sencillez, aprendamos, aprendamos y después creamos lo propio.
¿Cómo juega la corporalidad en este proceso de transformación?
Sigue jugando el gran rol, porque yo que vengo del mundo de la corporalidad y me parece que a la mayoría de la gente cuando le entramos por el espacio de lo corporal, logramos cosas que desde lo lingüístico difícilmente lo podamos lograr, porque el cuerpo además tiene la emoción. La corporalidad sigue siendo el espacio que impacta a la emoción.
Hoy estoy dando clases de forma “híbrida”, mitad en la pared virtual y mitad presencial y a través de distintos ejercicios logramos la emoción que buscamos porque por suerte imaginando podemos hacerlo.
Estos son grandes desafíos para los coaches. Todos los recursos que tenemos, hay que recrearlos o crear nuevos. Hoy estamos aprendiendo de otros profesionales como la neurociencias, de quienes han hecho trabajos corporales, meditación y que a nuestros clientes les viene bien que podamos aportar estos recursos que nos dan otras especialidades.
Si bien nos nutrimos de otras disciplinas nos basamos fundamentalmente de la ontología del lenguaje que es lo que nos hace coaches diferentes y en la Argentina nos constituimos como constructivistas y sistémicos.
Mirando esta competencia de la facilitación de la transformación del ser ¿cuáles son los resultados esperables?
Esto lo escribimos con Alicia Agüero hace muchos años que fue el primer libro de formación de coaching cuando todavía no se mostraban los programas. Creemos profundamente en que el coach necesita ser una persona que aprende siempre en donde gestionemos espacios de encuentro, donde nos mostremos mutuamente y donde podamos volver a recrear.
Esto lo hicimos en el 2015 que nos llevó a reflexionar de nuevo para volver a ver y adaptar resultando un desarrollo de esta disciplina. Si bien las pautas pueden ser las mismas y hay temas que quizás no cambien, cada uno de nosotros puede proponer desde su experiencia puede aportar mucho y diferente.
El compartir ha sido un cambio de paradigma que hemos vivido y podemos mostrar a todos. En la primera reunión de directorio que tuvimos en el 2010 gracias a Daniel Rosales ofreciendo su casa, nos encontramos, llevamos nuestro libro y dijimos ¡abramos! y eso fue un cambio de paradigma que nos costó a todos. No fue vamos y ya está.
El gran desafío en la actualidad es ver ¿a qué paradigma nos invita el mundo de hoy? Siguiendo la base ontológica qué necesitamos hacer para que nos continúen escuchando y además aportando.
En nuestro caso cada coach que sale de nuestra escuela es un aporte a la sociedad porque va a trabajar para que haya mejor comunicación y más encuentro.
¿Cuáles son los desafíos para el coaching y haciendo foco en la transformación?
Nosotros como coaches hablábamos de incertidumbre pero tampoco estábamos listos. Con mis alumnos veníamos hablando de incertidumbre en todos los talleres. Era como hablar de escucha y no mostrar y no hacer para que aprendamos. Algo pasó que nos hizo chocar con la incertidumbre y creo que esa experiencia cada uno la tiene que capitalizar para sí mismo y para los otros.
¿Qué observo en el mundo? Que hay mucho coaching y en todas las propuestas el objetivo es el mismo: la transformación consiguiendo resultados con diferentes herramientas.
Ahora vamos viendo que nos va dejando la pandemia y hay empresas que aparecen y desaparecen muy rápido y estas organizaciones están compuestas por personas. Ahí es donde creo que podemos ser una gran oferta y es un espacio que tenemos que aprovecharlo.
¿Cuál es la invitación que haces a la comunidad de coaches?
La invitación es a que reflexionemos juntos pensando que somos una oportunidad para generar espacios de encuentro. Es un tema tan importante en la actualidad donde parece que nos desconocemos. Si somos de equipos de futbol distintos, nos pegan un tiro. Si llevamos un auto más caro que otro nos lo quitan. Es una situación mundial de desencuentro que no es nuestra solamente. Ahí es donde somos una gran oportunidad.
Esta competencia de la transformación es la que nos invita permanentemente a aprender, desafiarnos y desafiar.