Cuarta Competencia: Reenamorarse de los actos lingüísticos con responsabilidad
Llega la cuarta competencia en el contexto del reencuentro con la Significación del Coaching Ontológico Constructivista y Sistémico Modelo 7CCOP desde su nacimiento en el 2015 con la aparición del libro que guía nuestra profesión. Nos reunimos como comunidad, nuevamente este 30 de agosto a las 18:30 horas, vía Zoom de la mano de MCP Gabriela Greco, quien lidera actualmente junto a Antonio Marverlli, ITC Rosario, y hoy además ejerce la presidencia de AACOP. Su mirada resalta el compromiso responsable en los actos lingüísticos que debemos asumir los coaches y que se vea reflejado en el acompañamiento que hacemos a nuestros coachees en el logro de sus resultados satisfactorios.
¿Cuál es su mirada a 6 años de la aparición del libro del modelo de las 7 CCOP?
La conversación que se dio durante el proceso de investigación fue ver desde dónde teníamos que generar esta cuarta competencia. Apareció una dificultad a la hora de crearla. ¿Les vamos a dar a los coaches actos lingüísticos que es lo que más saben? Este es el momento de hacer una reflexión.
Las otras competencias resultaban más innovadoras y que se identifican algo como diferente con la práctica. El interés por esta cuarta competencia empieza a ser como de descubrimiento, de relación. La gestión de los actos lingüísticos aparece como el deber ser de la profesión.
Hay como una subestimación de la competencia y ¿por qué considero que es el diferencial? La única profesión que aborda el lenguaje de esta manera somos nosotros, es el coaching ontológico. Si te quieres diferenciarte de todas las otras profesiones, si quieres identidad profesional, sé un experto en la gestión de los actos lingüísticos.
No subestimo las otras competencias, pero ¿Qué vas a escuchar en el relato del coachee, si no son actos lingüísticos? ¿Cómo vas a ser competente para entrar en ese tejido del lenguaje si no tenés claro cómo gestionar los actos del habla, si no sabés cuál es el compromiso social de cada uno?
En este sentido se requiere de la claridad para coordinar acciones, donde van a aparecer pedidos, ofertas y promesas todo el tiempo y que es la única manera en que las personas van a acceder a los resultados que se proponen generando efectivamente esos pedidos, ofertas y promesas.
Viendo esta competencia en el presente, ¿Qué reflexión nos trae?
Los coaches necesitamos reenamorarnos de la competencia, volver a tomarla con la avidez de algo absolutamente nuevo y no pensar en que si bien es lo que aprendimos, conocemos y trabajamos en nuestras formaciones, parecería que eso ya lo sé y no sigo profundizando ni generando maestría. En las otras precisamos ser competentes y en ésta como es el diferencial, considero que necesitamos además de profundizarla, tiene que haber maestría en la gestión responsable de los actos lingüísticos. Somos responsables de lo que decimos y cómo impacta en el mundo nuestro y en el del coachee. Eso es coherencia ontológica.
¿Por qué en nuestra profesión debemos reencontrarnos sistemáticamente con los actos lingüísticos?
En una sesión de coaching cuando se complica la historia el coachee, o cuando voy a una empresa y es muy complejo lo que me traen como desafío para trabajar, vuelvo a elegir los actos lingüísticos y ahí me oriento. Por eso cuando presenté la competencia durante el congreso, elegí el timón del coach como símbolo, porque es muy claro en relación a dónde podés llevar la sesión, para un lado u otro, y pudiendo intervenir para que ese barco de la sesión llegue a buen puerto. Podés volver a recuperar el timón y volver a trabajar. ¿Qué juicio necesito trabajar para que esta persona pueda acceder a un observador diferente? En el diseño de acciones, ¿Qué pedidos, qué ofertas tienen que abrirse? ¿Qué declaraciones tiene que hacer esta persona para hacer un corte con lo que está siendo ahora y para lo que quiere ser?
¿Qué papel juegan los juicios y las afirmaciones para esta competencia?
En el distinguir que es propio de un coach, a veces necesitamos poner en opuesto a las distinciones. Los juicios los diferenciamos de las afirmaciones y estas pasan a un segundo lugar porque acá rescato que el juicio no es una afirmación. Entonces cambia mi vida, cambia mi mirada, mi relación con mi manera de ser. Todo se afecta desde ahí.
En eso de trabajar con los juicios, si yo no traigo la afirmación, debo tener la claridad de saber que me sirve para fundar los juicios que tengo, o que tiene el coachee. Permite además poder estructurar un desafío, un punto de partida, un diseño de acciones. Podemos decidir desde dónde se parte, hacia dónde se quiere llegar y esa visión que tiene que ser mensurable, haciendo uso de las afirmaciones para dar un cuánto, un cuándo.
Cuando bajas a ese mundo del coachee que está lleno de juicios y llevarlo a espacios de hechos concretos a través de las afirmaciones, podes contextualizar. Un coachee puede decir: “quiero crecer mucho”, y la pregunta es ¿Cuánto es mucho? ¿Cómo se mide?
Las afirmaciones sirven también para saber cómo sé que mi gestión como coach en el acompañamiento se está llevando al coachee a un resultado efectivo, cuánto de lejos está de lo que quiere alcanzar.
Cuando trabajo en las emociones, me ocupo de los juicios subyacentes. En mi caso voy a trabajar en los juicios que disparan la emoción para que se pueda modificar el mundo de posibilidades.
No hay un abordaje del cuerpo o de la emoción donde no haya que trabajar los actos lingüísticos o una reconstrucción lingüística.
En este contexto, ¿Cómo impactan las interpretaciones?
Esto es lo que escucho… o lo que interpreto es esto, traído desde el coach convenimos que no es la verdad, que es una interpretación, que no es un diagnóstico. Ahora el coachee ¿cómo lo vive? Como que es “la verdad”. “Sabes que sí, eso es lo que me pasa, tenés razón”.
Por esta situación es necesario ser cuidadosos con las interpretaciones que generamos u ofrecemos porque al vivirla el coachee como una afirmación por la autoridad que nos da como profesionales, eso que pudo hacerle sentido o haberle servido termina considerándolo como una nueva “Verdad”. Por lo planteado debemos ser responsables en reconocer que nuestras interpretaciones también son juicios.
¿Cuál el poder de las declaraciones para construir realidades?
Cuanto más agitado esté el contexto, cuanto más incertidumbre, cuanto más alejados estamos de los marcos de referencia de las certezas, es cuando más tenemos que comprender este poder que tiene la declaración de romper con la realidad para crear otra y siendo congruente con las acciones para que eso pase. Si no aparece el mundo de la declaración, probablemente ni siquiera podríamos enfocar nuestra manera de observar para encontrar el camino.
Hoy es un momento desde lo personal, de lo social, de lo que es este país y el mundo entero está en situación de crisis y necesita de declaraciones poderosas que sepamos acompañar con acciones. No tenemos la capacidad de previsibilidad que quizás en algunos momentos fue más factible.
En la actualidad ante lo agitado de lo incierto, es muy valioso que las personas puedan declarar el mundo en el que quieren vivir; el tipo de futuro que se quiere para sus vidas y que se pueda traccionar congruentemente con eso. Más allá de lo que se lee todos los días, de las afirmaciones que se puedan encontrar, se puede ir accionando en pos de la declaración y no en relación a los juicios que te genera la realidad.
¿Cuál es la importancia que reviste la coordinación de acciones en las relaciones actuales?
Todos los compromisos sociales de los actos lingüísticos afectan la identidad y la confianza. No cumplir con las responsabilidades de los actos lingüísticos aun no identificándolos, no exime de lo que generan. Un coachee sabe que cuando hace un pedido requiere ser sincero, que pide realmente lo que necesita y que está buscando las competencias para responder y llevarlo a cabo. Como el coach identifica los actos lingüísticos, puede intervenir para que el coachee pueda ver y reconocer que ese compromiso asumido afecta la confianza suya y de otras personas cuando no está cumpliendo. También se ve afectada su identidad pública cuando hace pedidos que no necesita, ofertas que no está dispuesto a llevar a cabo, y no es competente para esa oferta que le está haciendo al mundo.
Volviendo al cierto grado de incertidumbre que estamos viviendo, muchas veces esperamos comprometernos a cumplir promesas sólo cuando tengo la seguridad y certeza de que la voy a poder responder y que el nuevo mundo que queremos crear, va a necesitar transitar una nueva coordinación de acciones, diferente.
¿Cuáles son sus reflexiones acerca de los observables de la competencia?
En realidad no le haría grandes cambios a lo que la competencia plasmó porque insisto, al ser un tema conocido por los coaches, creo que necesita profundizarse más, no innovar.
¿No tienes claridad?, trabaja en el lenguaje. ¿No sabes qué hacer?, trabaja en el lenguaje, ¿No sabes a quién acompañas, o te intimida?, trabaja en el lenguaje. Cualquier empresa es lenguaje. Tiene pedidos, ofertas y promesas y tiene que coordinar acciones. Hay juicios que impiden sus cumplimientos y podemos trabajar en el lenguaje.
¿Cuál es la invitación para en reencuentro con la cuarta competencia?
Me gustaría que la gente pase por la competencia el 30 de agosto, se reenamore y vuelva a elegir a los actos lingüísticos como eje de nuestra gestión y que vea todos los recursos que te aporta.
Más que una invitación es un desafío a reconectarnos con esta competencia que es diferencial. En el resto de las 6 competencias necesitamos ser muy competentes y esta nos requier desarrollar maestría, porque este es el diferencial de la profesión. En definitiva la invitación es a vivir la práctica de la competencia.